La migraña es un trastorno neurológico común que ocurre en por lo menos un 15 a 20 por ciento de la población y hasta en un 50 por ciento de las mujeres.

La migraña clásica comienza con síntomas visuales, tales como líneas en zigzag, luces de colores o destellos de luz en expansión a un lado de la visión con duración entre 10 a 30 minutos, seguido por un fuerte e insistente dolor de cabeza en un solo lado de la cara. Junto con el dolor de cabeza, puede haber náusea, vómito y sensibilidad a la luz.

La migraña común puede causar un dolor de cabeza que se siente en ambos lados de la cabeza. Muchas personas que piensan que su dolor de cabeza se debe a estrés, tensión o dolor en los senos paranasales, pueden en realidad tener esta forma de migraña.

Migraña ocular

Algunas personas experimentan centelleos que aparecen como líneas dentadas u “ondas de calor” en ambos ojos, que duran a menudo entre 10 y 20 minutos. Por lo general, estos tipos de centelleos son causados por un espasmo de los vasos sanguíneos en el cerebro. Si los centelleos son seguidos por un dolor de cabeza, se denomina migraña.

Sin embargo, usted puede experimentar líneas dentadas u olas de calor y no tener un dolor de cabeza. En este caso, los centelleos son llamados migrañas oftálmicas, o migrañas sin dolor de cabeza. Si es comienza a experimentar estos síntomas la recomendación es consultar a su oftalmólogo de confianza.

La migraña se produce como consecuencia de la activación o irritación de las fibras del nervio trigémino.

El nervio trigémino es el nervio que transmite la sensibilidad de la cabeza y tiene tres ramas. Las fibras que provienen de la primera rama rodean los vasos sanguíneos localizados en las meninges.

Las meninges están constituidas por  varias capas de tejido que recubren el cerebro, y son las estructuras que “duelen”. El cerebro en sí mismo, no duele, solo sus cubiertas.

Durante un ataque de migraña se produce una inflamación en las meninges como consecuencia de la liberación de sustancias inflamatorias por parte del trigémino. Esta inflamación o “meningitis” no infecciosa, es responsable de provocar el dolor pulsátil o notar los latidos.

Además esta inflamación hace que cuando movemos la cabeza el dolor empeore o aumente y por tanto que estemos más aliviados si nos acostamos o no nos movemos.